viernes, 13 de septiembre de 2013

Oda al 35


Aprovechando que estos días ha pasado por España, os voy a dejar unas líneas sobre el que es, para mí ahora mismo, el jugador con más talento de la NBA.


Si estuviera relatado en un libro, comenzaría parecido a algo así: “En un lugar de Washington, de cuyo nombre no quiero acordarme…”, pero esto no es ficción, es realidad, y aunque Durant sea un hombre con una apariencia física similar a la de Alfonso Quijano (ese hombre de la mancha) a través de la televisión, Dios le ha dotado de la habilidad de ser una estrella del baloncesto. Brazos largos y no muy musculados, cuerpo delgado, pero 2,08m de altura y más de 100 kilos de puro talento baloncestístico.

Que no tenga un anillo, con la calidad que atesora el 35 de los Thunder, parece más una maldición de los mayas que lo que en realidad es: se ha presentado ante él la mala suerte. Le ha tocado coexistir con el “todopoderoso” Lebron James; y durante el año pasado, en el que parecía que la final estaba más que cantada y se iba a repetir ante los Miami Heat, una lesión de Westbrook le convirtió en el foco de defensa de Houston y Memphis. El cansancio hizo mella en el crack de Seat Pleasant, que traducido al castellano significaría “Asiento agradable”, y no pudo liderar a su equipo hacia un nuevo anillo.

Quizá se viera solo ante el abismo, porque aunque hubiera 4 jugadores más en la pista, la soledad se había apoderado de él al no verse acompañado por su amigo, compañero de equipo y “diva” de las pasarelas Russell Westbrook. Todos los focos miraban a él y no pudo cumplir las expectativas. Kevin se sintió un “segundón” una vez más. Nunca se había visto en la situación de tener que salvar a un equipo prácticamente solo en su trayectoria como profesional, pero se dice a si mismo que no es un segundón, que ya está cansado de que le cataloguen de esa manera.

“Durantula” se ha hecho mayor y siente que este es su momento.  El momento de atacar ha llegado, y durante este verano ha trabajado tanto física como mentalmente para hacer su “picadura” aún más letal. Nuevas armas de ataque como las KDVI con las que dominar la pista. Nuevos movimientos que, tarde o temprano, acabarán destrozando cinturas en la pintura gracias a los servicios de Hakeem “The Dream” Olajuwon, quien se ha ofrecido para mejorar sus movimientos en el poste. En fin, una serie de aspectos que van a hacer de Durant un jugador cada vez más temible. Porque para ganar el anillo hay que arrasar y dar miedo. Durant ha dejado de ser el niño bueno, aunque eso siempre lo llevará encima. Ahora quiere ser temible: reprocha y chilla en la pista a sus compañeros para hacerles mejores, y ellos lo acatan porque saben quién es el líder y para qué trabajan. Un objetivo común: el anillo.

Una ciudad pequeña y demasiado apaciguada como Oklahoma City necesita de la vida del basket para realzar su vida y su historia deportiva. Desde la llegada de los Thunder a la capital del estado, todo ha cambiado. El pueblo vive por y para el baloncesto y los jugadores para los aficionados. Son todos uno, y Kevin quiere ser el líder. Ese líder que sea el primero en ponerse el anillo de campeón.

El alero va a tener que coger también las riendas del Team USA tras la no continuidad tanto de Lebron como de Kobe y va a tener que llevar encima la responsabilidad de ser el jugador más decisivo con la presión de un país sobre su espalda, cosa nada fácil y más siendo los Estados Unidos de América. De todas formas, el 5 de USA tiene buena compañía de cara al Mundobasket 2014 de España y mirando al horizonte siguen siendo la mejor selección del mundo.

Todos sabemos de la grandeza de Durant, pero también sabemos que no posee ningún anillo por el momento. Él quiere darse a conocer al mundo como “el hombre que derrotó al mejor físico NBA de la historia”, y tiene tiempo para hacerlo, pero su ambición le lleva a querer cumplir su objetivo lo antes posible. KD sí es una de esas personas que se aplican la frase “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy” y su dedicación ya le ha colocado en el Salón de la Fama de la NBA y en el techo del Cheseapeake Arena de Oklahoma City. Porque treinta y cincos solo hay uno, y es el señor Kevin Durant.

A. Huertas

1 comentario:

  1. Excelente artículo del que siempre fue el más 'delgaducho' de la clase.

    Evidentemente es una pena que un jugador de sus características (que para los que veíamos -y seguimos viendo- NCAA, recordamos esos Longhorns del 2007) todavía no tenga un anillo. Pero, hay tantos jugadores grandes sin anillo... todo llegará, seguro.

    Un ejemplo a seguir, de vida. El usar el 35 porque su entrenador del AAU fue asesinado a los 35 años de edad, es una historia tremenda. El meterse en una capilla antes de un partido, espectacular. Ahora, como me va a caer mal un tío que lleva tatuado en el abdomen el logo de los Washington Nationals -mi segundo equipo favorito de beisbol después de los NY Mets- beisbol.

    Grande Durant. Y gran artículo.

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