El All-Star (mediados de Febrero)
suele ser cada temporada la fecha marcada con fluorescente tanto por las
franquicias como por los periodistas para los grandes traspasos en la NBA
debido a que, según la normativa de la NBA, desde el All-Star en adelante no se
permiten realizar traspasos en esta competición. Aunque esta temporada
2013-2014 parecer ser que la fecha clave situada en el punto de mira es el
próximo MARTES 7 DE ENERO.
El motivo de ello es una
cláusula que Cleveland Cavaliers fijó en el contrato de Andrew Bynum, vistos
sus antecedentes extradeportivos, antes de firmarlo: dos temporadas a razón de
12 millones cada una de ellas pero la franquicia de Ohio sólo garantizaba los
primeros 6 millones de la primera temporada siempre y cuando se “cortara” al
jugador antes de la fecha mencionada anteriormente, 7 de enero de 2014.
Por mucho que se diga que en la
NBA se traspasan jugadores, esto no es del todo cierto, conviene matizar al
respecto: lo que se traspasan son los CONTRATOS de los jugadores y el de Andrew
Bynum, en particular, actualmente es una operación económica muy rentable para
las franquicias que pagan impuesto de lujo de cara a ahorrarse parte del mismo.
Los criterios deportivos en esta ocasión quedan muy al margen.
Tras dos meses de competición se
dieron cuenta en Cleveland que Andrew Bynum es ya cualquier cosa menos un
jugador de baloncesto (que es supuestamente por lo que le pagan) y un generador
de conflictos extradeportivos que daña la imagen de la franquicia. Debido a
ello decidieron apartarlo de todas las actividades de la franquicia con idea de
hacer efectiva antes del día 7 de enero la cláusula mencionada con anterioridad.
Y aquí sonó la campanilla:
Cleveland vio que podría sacar tajada deportiva de la operación negociando con el goloso contrato de Bynum con
franquicias que pagan impuesto de lujo, las cuales a su vez podrían ahorrarse
unos cuantos millones de dólares a finales de temporada siendo ellos los que
ejecuten la cláusula del contrato de
Bynum en lugar de los Cavaliers. Desde Cleveland con esta operación quieren
conseguir un jugador que les ayude a entrar en play-offs en el “Suave Este” en
una temporada, hasta el momento, bastante decepcionante por su parte.
Aquí es cuando dos franquicias
aparecen en escena: la primera de ellas son los Chicago Bulls cuyo alero Luol Deng acaba contrato a
final de temporada y parece que no está muy por la labor de renovar a la baja
como le han ofrecido en la franquicia de Illinois. El puesto de alero sea, tal
vez, el principal punto débil de los de Ohio tras la decepción de Anthony
Bennett, número 1 del draft 2013. En Chicago parece ser que no se han
recuperado de la depresión post-lesión de Derrick Rose y hay cierto nivel de
pesimismo en la Ciudad del Viento. Sin embargo la temporada anterior, también
sin el concurso de Rose, fueron semifinalistas de Conferencia y tampoco es muy excesiva la tasa
de impuesto de lujo que habrían de pagar en verano. Por ello parece ser que más que a Illinois los tiros apunten a
California.
Llega el momento de citar a la otra franquicia implicada: en una Conferencia Oeste más dura que nunca, con Kobe
Bryant y Steve Nash viendo más cercanas sus retiradas que sus recuperaciones y
con Pau Gasol rindiendo por debajo de lo esperado según su contrato, a lo que
hay que unir una enorme mala suerte en forma de lesiones del resto de jugadores
del roster, en Los Ángeles Lakers asumen que lo mejor es dejar pasar la temporada e
intentar conseguir una buena elección de Draft para Junio. Además en su
tesorería tienen claro que la tasa de impuesto de lujo a pagar en verano sería
bastante menor (unos 20 millones de dólares) si intercambiasen el contrato de
Pau Gasol por el de, su expívot, Andrew Bynum. Por ello todo apuntaba que el
traspaso se iba a hacer en cuestión de horas pero... de repente llegó la
avaricia por parte de los Lakers exigiendo algo más que el contrato de Bynum
por Pau Gasol (que acaba contrato en Junio) y aquí es donde se estancó una
operación que, a todas luces, parecía cerrada.
Quedan poco menos de 100 horas
para desatascar todo esto. Lo único que es seguro es que el día 7 de enero
Andrew Bynum será agente libre (sea ejercida la cláusula por Cavaliers, Lakers,
Bulls o cualquier otro) y en este punto, para completar el triángulo, es donde entra el multimillonario ruso
Mikhail Prokhorov, dueño de los Brooklyn Nets, el cual está muy nervioso por la nefasta campaña de su franquicia y la lesión de su pívot Brook López para lo que
resta de temporada. Quiere firmar, sí o sí, el 8 de enero al díscolo Bynum para
reforzar su mermado juego interior. Parece no importarle para nada el licencioso historial extradeportivo del jugador y el impuesto de lujo, de momento, resulta algo muy
secundaria para su chequera...
JOSÉ BAUTISTA (Perol N Rock)
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