jueves, 2 de enero de 2014

YO A OHIO Y TÚ A CALIFORNIA, DIGO A BROOKLYN...

El All-Star (mediados de Febrero) suele ser cada temporada la fecha marcada con fluorescente tanto por las franquicias como por los periodistas para los grandes traspasos en la NBA debido a que, según la normativa de la NBA, desde el All-Star en adelante no se permiten realizar traspasos en esta competición. Aunque esta temporada 2013-2014 parecer ser que la fecha clave situada en el punto de mira es el próximo MARTES 7 DE ENERO.

El motivo de ello es una cláusula que Cleveland Cavaliers fijó en el contrato de Andrew Bynum, vistos sus antecedentes extradeportivos, antes de firmarlo: dos temporadas a razón de 12 millones cada una de ellas pero la franquicia de Ohio sólo garantizaba los primeros 6 millones de la primera temporada siempre y cuando se “cortara” al jugador antes de la fecha mencionada anteriormente, 7 de enero de 2014.

Por mucho que se diga que en la NBA se traspasan jugadores, esto no es del todo cierto, conviene matizar al respecto: lo que se traspasan son los CONTRATOS de los jugadores y el de Andrew Bynum, en particular, actualmente es una operación económica muy rentable para las franquicias que pagan impuesto de lujo de cara a ahorrarse parte del mismo. Los criterios deportivos en esta ocasión quedan muy al margen.

Tras dos meses de competición se dieron cuenta en Cleveland que Andrew Bynum es ya cualquier cosa menos un jugador de baloncesto (que es supuestamente por lo que le pagan) y un generador de conflictos extradeportivos que daña la imagen de la franquicia. Debido a ello decidieron apartarlo de todas las actividades de la franquicia con idea de hacer efectiva antes del día 7 de enero la cláusula mencionada con anterioridad.

Y aquí sonó la campanilla: Cleveland vio que podría sacar tajada deportiva de la operación negociando con el goloso contrato de Bynum con franquicias que pagan impuesto de lujo, las cuales a su vez podrían ahorrarse unos cuantos millones de dólares a finales de temporada siendo ellos los que ejecuten la cláusula del  contrato de Bynum en lugar de los Cavaliers. Desde Cleveland con esta operación quieren conseguir un jugador que les ayude a entrar en play-offs en el “Suave Este” en una temporada, hasta el momento, bastante decepcionante por su parte.

Aquí es cuando dos franquicias aparecen en escena: la primera de ellas son los Chicago Bulls cuyo alero Luol Deng acaba contrato a final de temporada y parece que no está muy por la labor de renovar a la baja como le han ofrecido en la franquicia de Illinois. El puesto de alero sea, tal vez, el principal punto débil de los de Ohio tras la decepción de Anthony Bennett, número 1 del draft 2013. En Chicago parece ser que no se han recuperado de la depresión post-lesión de Derrick Rose y hay cierto nivel de pesimismo en la Ciudad del Viento. Sin embargo la temporada anterior, también sin el concurso de  Rose, fueron semifinalistas de Conferencia y tampoco es muy excesiva la tasa de impuesto de lujo que habrían de pagar en verano. Por ello parece ser que más  que a Illinois los tiros apunten a California.


Llega el momento de citar a la otra franquicia implicada: en una Conferencia Oeste más dura que nunca, con Kobe Bryant y Steve Nash viendo más cercanas sus retiradas que sus recuperaciones y con Pau Gasol rindiendo por debajo de lo esperado según su contrato, a lo que hay que unir una enorme mala suerte en forma de lesiones del resto de jugadores del roster, en Los Ángeles Lakers asumen que lo mejor es dejar pasar la temporada e intentar conseguir una buena elección de Draft para Junio. Además en su tesorería tienen claro que la tasa de impuesto de lujo a pagar en verano sería bastante menor (unos 20 millones de dólares) si intercambiasen el contrato de Pau Gasol por el de, su expívot, Andrew Bynum. Por ello todo apuntaba que el traspaso se iba a hacer en cuestión de horas pero... de repente llegó la avaricia por parte de los Lakers exigiendo algo más que el contrato de Bynum por Pau Gasol (que acaba contrato en Junio) y aquí es donde se estancó una operación que, a todas luces, parecía cerrada.

Quedan poco menos de 100 horas para desatascar todo esto. Lo único que es seguro es que el día 7 de enero Andrew Bynum será agente libre (sea ejercida la cláusula por Cavaliers, Lakers, Bulls o cualquier otro) y en este punto, para completar el triángulo, es donde entra el multimillonario ruso Mikhail Prokhorov, dueño de los Brooklyn Nets, el cual está muy nervioso por la nefasta campaña de su franquicia y la lesión de su pívot Brook López para lo que resta de temporada. Quiere firmar, sí o sí, el 8 de enero al díscolo Bynum para reforzar su mermado juego interior. Parece no importarle para nada el licencioso historial extradeportivo del jugador y el impuesto de lujo, de momento, resulta algo muy secundaria para su chequera...

JOSÉ BAUTISTA (Perol N Rock)



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