Cualquier tiempo pasado parecerá mejor. No tengan duda. La nostalgia nos invadirá durante los próximos años al igual que en su día lo hizo la mejor temporada de la historia del Valencia Basket. Hasta hace unas semanas todo el gentío 'taronja' visualizaba 2003 como el mejor momento del club valenciano: una Copa ULEB, una final de Liga ACB y un atropello sin precedentes ante el subcampeón de Europa, el ya desaparecido Benetton de Treviso, en el debut de Euroliga. Todo aderezado por la mayor movilización social vista en La Fonteta, que ahora se reclama de vuelta. Más de 8.000 abonados, entre los que me incluyo, se volcaron con el baloncesto y llenaron la Fonteta encuentro tras encuentro durante unos meses de frenesí, locura y ambición desmedida.
Ese sueño se esfumó de la noche a la mañana. Además, de una forma cruel. Una pesadilla con nombre propio. Ese maldito quinto partido de cuartos de final ante Unicaja alejó de la tierra prometida al cuadro valenciano, condenado a malvivir con el único consuelo de aquellos oasis veraniegos que cada año prometían devolver al Valencia Basket a lo más alto. Los nombres llegaban y marchaban sin dejar huella en la afición. Aprovechando la situación económica, jugadores de nivel medio aterrizaban con carátula de estrella y se estrellaban ante la voracidad de una liga que alcanzó niveles imposibles de recordar en nuestro país. Para rozar el éxito debías ganar no sólo al Madrid o al Barça, sino al Baskonia de Scola y Splitter, al Unicaja de Garbajosa, al Joventut de Rudy y al Akasvayu Girona de Marc Gasol. Nada que ver con lo de hoy en día.
Entonces, el Valencia Basket empezó a cambiar de estrategia obligado por las circunstancias. Y los resultados llegaron con una inversión mucho menor. Nadie lo esperaba, pero así fue. Porque con menos recursos se utiliza el sentido común mucho mejor. Con ello, el rumbo estival también cambió. De ilusionarse cada mes de julio con los ya típicos #SuenaParaPamesa se pasó a la frustración de ver cómo aquellos jugadores que habían logrado devolver al club a la gloria marchaban cada verano en busca del contrato de su vida (y, mira tú por dónde, la gran mayoría dejó de tener éxito lejos de La Fonteta). A su vez, llegaban otros. Y, cada año que pasaba, con mejor nombre al devaluarse el mercado.
Tampoco la Liga ACB era la misma. La clase media en España fue arrasada por la crisis económica y eso facilitó el resurgir de los 'taronja'. Fueron desapareciendo equipos y, los que sobrevivieron, lo hicieron ajustándose a presupuestos mucho más reducidos. Los ejemplos de Cajasol o Bilbao dan buena cuenta de lo que decimos. El Valencia Basket fue, junto al Gran Canaria, el único equipo de la clase noble sin el regalo de la Euroliga que sobrevivió a la sacudida sin cambiar un ápice su esquema mental. Por primer vez en la historia del club había una identidad adquirida. Algo que siempre es más valioso que el dinero fresco.
Tampoco la Liga ACB era la misma. La clase media en España fue arrasada por la crisis económica y eso facilitó el resurgir de los 'taronja'. Fueron desapareciendo equipos y, los que sobrevivieron, lo hicieron ajustándose a presupuestos mucho más reducidos. Los ejemplos de Cajasol o Bilbao dan buena cuenta de lo que decimos. El Valencia Basket fue, junto al Gran Canaria, el único equipo de la clase noble sin el regalo de la Euroliga que sobrevivió a la sacudida sin cambiar un ápice su esquema mental. Por primer vez en la historia del club había una identidad adquirida. Algo que siempre es más valioso que el dinero fresco.
Una renovación perpetua que ha servido al club para regenerarse de forma natural y que también llega este verano con las primeras marchas de Oliver Lafayette y Justin Doellman. Prometen ser unos meses duros e ilusionantes, al igual que la próxima temporada. Pero, aviso a navegantes, no será nada fácil porque cualquier comparación con el año que termina estará eternamente presente en el subconsciente de todos. Y mejorarlo es francamente complicado. Además, la marcha de Toni Muedra marcará una línea en el período 2009-2014 de la que Chechu Mulero deberá estirar un año más. Por ese motivo y porque afortunadamente la temporada ha terminado más tarde de lo habitual, el Valencia Basket ha desacelerado su ritmo veraniego habitual cediendo el protagonismo a un motivado Unicaja.
No he hecho más que repasar a grandes rasgos la historia reciente del Valencia Basket, pero es un recordatorio necesario para aquel aficionado que se sienta decepcionado con la marcha del MVP de la Liga Endesa. Sobre todo para los más jóvenes. Este 30 de junio significará el final de una temporada de libro de historia. Cuando fructifiquen las conversaciones con Romain Sato y Rafa Martínez, comenzará un nuevo desafío para el conjunto 'taronja'. El de la 2014/15. Otro más, pero con el listón más alto que nunca. Y bienvenido que sea. Para hablar de eso, tenemos un verano largo por delante.
@ToniPoncePress para Falta Personal