foto Real Madrid.com
La copa de campeones
de Europa se quedó en casa para alegría y regocijo de todos los que
amamos este deporte, se quedó con honores, justa y merecida fue la
victoria de los chicos de Laso.
El viernes nos rendimos a los pies de
este Madrid de ensueño, preparado para matar a todo aquel que se cruzara
en su camino hacia la ansiada copa, veinte años después, tres finales
seguidas, dejaban claro que no era fruto de la casualidad, su momento
había llegado, estaban preparados física y mentalmente. Nocioni hizo su
trabajo, fue el Dios de Dioses, a sus 35 años ha aportado a este equipo
la agresividad y competitividad que les faltaba, vendió su alma al
esfuerzo, al tesón, no le quedó una gota de sudor ni de sangre por sus
venas, lo dejó todo en la pintura, como premio el MVP de la competición,
no podía ser de otra manera.
Los
marcadores pueden mostrar que se ganó con facilidad, pero no fue así,
ante los de Obradovic, protagonizaron un segundo cuarto de vértigo,
ágil, rápido, vistoso, me rendí a los pies de esos soldados con toda la
artillería en la pista. Ante los griegos a pesar de que estos impusieron
su forma de jugar, lenta, trabada, marcador bajo, el Madrid se impuso
en el marcador y a dos minutos del final el partido estaba sentenciado,
la copa se quedaba en casa.
Los griegos se resistían a morir en la
pista, resurgían cada vez que los de Laso despegaban en el marcador,
pero les faltó su salvador, Spanolius no repitió el milagro que
protagonizó contra los recios rusos, estaba desaparecido en combate,
decepcionante su actuación, lo que hizo más grande la de un todopoderoso
Nocioni, apoyado por un Llull que supo adecuar el juego del Madrid al
compás de los griegos y por los determinantes cuatro triples seguidos de
Carroll en un momento de tensión.
La
victoria de estos héroes es más grande si cabe cuando miramos cifras,
la final la protagonizaron los dos equipos de menos presupuesto, Madrid
(27 millones de euros) y Olypiakos (23 millones de euros), frente a los
todo poderosos CSKA Moscu y Fenerbanche con 42 y 33 millones de euros
respectivamente, lo que nos demuestra que en este deporte el Dios don
dinero no es el protagonista, existen otros factores y todos salen a
pista.
En la liga
esta jornada risas y lágrimas, las penas de unos son las alegrías de
otros. El Barcelona en busca de la segunda plaza de la tabla, arrolló
como un huracán al Unicaja en su fortaleza, quinta derrota seguida ante
un pletórico Barcelona que parece que ha encontrado el camino hacia la
canasta con otras cinco victorias seguidas. Derrota del Unicaja con un
juego difícil, denso, gris que sume a los chicos de Plaza en una
depresión fatídica en los momentos cruciales de la liga, se queda con el
bronce de la tabla para los play off.
Bilbao
y Valencia luchaban por la cuarta plaza, se la quedó el Bilbao, los
visitantes fueron a por todas en el reino naranja, Mumbrú y Bertans
capitanearon la victoria, los hombres de negro volvieron a casa con su
merecida cuarta plaza, recompensa a un saber hacer durante toda la
temporada a pesar de las dificultades económicas del equipo.
Sevilla
sentenciaba su permanencia en ACB el año que viene y Fuenlabrada
lloraba lo que no había podido defender jornada a jornada.
Victoria
fácil de los de Moncho en Andorra, los de casa estaban pensando más en
la fiesta después del partido para celebrar que el año que viene
competirán en la mejor liga de Europa, la nuestra.
En siete días mucho más, porque el baloncesto siempre va a más.
Dinamita
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