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De nacionalidad Belga, de sonrisa amplia, y de corazón naranja, son tres de los signos distintivos de el bueno del Tio Sam.
El bueno del Tio Sam....lo merecía, lo busco, lo lucho y lo encontró, ese momento mágico, ese momento en que el deportista se supera, se decide, y busca aquello por lo que día a día entrena, juega y se esfuerza, esos breves segundos, en los que la recompensa, el calor del aficionado, el reconocimiento, te hace olvidar, te hace soñar.
Lo merecia el bueno del Tio Sam, lo merecía, y no podía ser en un momento mejor, en el momento en que sus compañeros, su afición y su equipo lo necesitaban y emergió como líder, con decisión sin dudas y acierto, y consiguió un triple ganador, una jugada de líder de JUGADOR DE BALONCESTO.
Esta noche quiero dejar unas lineas para este jugador SAM VAN ROSSOM, y es que decía de corazón naranja, porque debemos recordar que hace algunos meses nos dejo, se marcho con apenas unas líneas en una red social, sin poder despedirse en persona y sin cumplir una promesa, y aún sigue pese a su vuelta, el traer esa tableta de chocolate belga que me prometió, aquella tarde de firma de libros en la Fontenta en al que una vez más demostraba su sencillez y cercanía y nos deba unos minutos de charla agradable, dejando claro que es cercano, cariñoso y amable, cualidades estas que se añoran en muchas ocasiones.
Pero quiero decir más, quiero ser justo, como decía marchaba, se iba, nos dejaba tras abrazar con todas sus fuerzas el mayor título de la historia de Valencia Basket, y lo hacía porque de nuevo en su carrera otra vez y no sería, ni será la última, las lesiones quebraban sus ilusiones.
No se si sera el chocolate belga que añoro..... no se si conoce al druida de Asteríx, pero el verano transcurría y noticias llegaban de un base Belga, del bueno del Tio Sam, jugando al nivel que solo un renacido puede alcanzar, y entonces las puertas que le dejaron salir, esas mismas que traspasaba hacia su adiós, por fortuna o por su corazón naranja, o porque es verdad y como en Valencia no se vive en ningún lado, vuelve, se le abren, y el equipo y compañeros que le dijeron adiós, le vuelven a decir bienvenido amigo.
Si este año hubo errores en los fichajes, en las incorporaciones, donde no ha habido error es en una segunda parte, en un TERMINATOR que volvía a Valencia, por noches como la de ayer, por volver a superar el amargo sabor de las lesiones, y que ahora quiere, lucha y lidera a sus compañeros, a sus amigos, a su familia, como buen hijo pródigo vuelve para ser feliz, para hacernos felices y para demostrarnos que el BUENO DEL TIO SAM, siempre traerá felicidad.
Noches como la de ayer devuelven la ilusión a la afición, y crean nuevos aficionados como mi sobrina que se ha vuelto incondicional, de un equipo Valencia Basket y del bueno del Tio Sam, al cual bautizo con este apelativo, que para ella será el BUENO DEL TIO SAM.
Gracias Sam Van Romsson porque lo mereces, porque lo has trabajado luchado y sufrido, y si se han de escribir historias de superación, en el Baloncesto ya constará para siempre la de un Belga de sonrisa amplia, y de corazón naranja, la del BUENO DEL TIO SAM.
Francisco Javier Muñoz Romero
Falta Personal.
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